Por Carlos López
A lo largo de la historia, el hombre ha tenido que luchar siempre de sol a sol para conseguir, apenas, el dinero suficiente para mantenerse a sí mismo o a su familia. Sólo algunos afortunados lograron conseguir la suficiente libertad financiera para hacer lo que quisieran.
En esta categoría podríamos englobar a la realeza, los terratenientes y a los señores feudales.
Por razones religiosas y sociales era extremadamente improbable que un pobre ingresara a esos herméticos círculos. En la actualidad, cualquier persona pude aspirar a ser rico y famoso. Pero pocos lo logran. ¿Por qué?
Bueno, la respuesta está en nuestro sistema de educación que, tanto en el hogar como en la escuela y en la Iglesia nos inculcan que el dinero es sucio, que es corrupto, y la peor mentira de todas, que sólo los pobres entran al reino de los cielos. Eto ha hecho que la riqueza del mundo esté en manos del uno por ciento de la población.
Pero, no todo está perdido, desde un par de décadas se comenzó a difundir una enseñanza que, afirman los entendidos, sólo estaba disposición de los ricos: La ley de Atracción. Esta afirma que nuestros pensamientos crean nuestra realidad, que somos lo que pensamos.
Para quienes se dedican a practicarla, deben aprender a meditar, a visualizar en forma creativa y otras disciplinas. Muchos no tienen el tiempo o la perseverancia para practicar la Ley de Atracción, y no le entran al toro.
Para todos ellos, ya salió un producto que les ayudará a conseguir todos sus sueños sin ningún esfuerzo. Si quieren conocerlo, lo único que tienen que hacer hacer click en el siguiente enlace.
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